Publicado el 8 de diciembre del 2023

Ante la crisis del Estado, el sector pyme puede ser clave para la etapa que viene

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Argentina y la región enfrentan un gran desafío a partir del 10 de diciembre que tiene que ver con encontrar un rumbo y políticas de estado que den previsibilidad y permitan alcanzar un crecimiento sostenido y fundamentalmente con sostenibilidad.

Tal como lo reflejó el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, el país no vive una crisis de actividad económica, sino de estabilidad.

La crisis que vienen atravesando las pymes de Chubut no comenzó este año, ni el otro. Los desajustes vienen desde la pandemia, con un proceso de endeudamiento de las empresas que debieron estar paralizadas, y que cuando volvieron a funcionar tuvieron que lidiar con un frente inflacionario que dificultó cualquier tipo de planificación.

Hoy las pymes de Chubut necesitan un horizonte de reglas claras para producir. Ante la crisis del Estado y las dificultades para implementar políticas públicas, es primordial que el sector privado tome una mayor preponderancia para poder sacar la provincia y aportar las divisas necesarias que precisa el país.

No por nada la Patagonia tiene en Chubut y Neuquén a dos de las provincias con mayores exportaciones medidas en dólares, detrás de la zona núcleo conformada por Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.

Ello es tan cierto, como la necesidad de allanar los caminos para que, desde las pymes, la industria local y el comercio se pueda seguir sosteniendo trabajo genuino, de calidad y con cada vez mayor valor agregado y capacitación.

En esta nueva etapa será fundamental que desde los diferentes estamentos del Estado se brinden las herramientas para que el sector privado pueda crecer.

Los datos son irrefutables. Hace 20 años que la provincia de Chubut muestra un estancamiento, sin ampliar su matriz productiva, pero con una gran cantidad de potencialidades que no terminan de ser realidades.

Recursos hay, recursos posee Chubut, para hay que saber cómo explotarlos, cómo incorporar valor agregado, personal capacitado e inserción dentro de un mercado global que también atiende nuevas reglas.

Muchas de esas posibilidades deberán ir de la mano de variables macroeconómicas que terminan determinando la rentabilidad de cada una de las economías regionales. La lana, el aluminio, nuestro petróleo, las cerezas, nuestra industria, está preparada para dar el gran salto, pero necesita certidumbre y políticas que alienten la inversión y el desarrollo.

Las expectativas están en que la mirada se vuelque sobre la Patagonia, en inversiones, proyectos de producción, mayor empleo. El sector privado y fundamentalmente Chubut desde sus actividades pueden ayudar para recomponer la matriz económica.

Eso quiere decir, además, que se siga insistiendo en resolver inequidades productivas con las que ya se ha avanzado entre las entidades empresarias de la Patagonia y los gobiernos de la región. Para consolidar ese rumbo y como un instrumento clave se ha reactivado el Tratado de la Patagonia.