Publicado el 14 de abril del 2020

Según informe, la cuarentena en Argentina redujo 139% las eventuales muertes

Foto principal
Campartilo en tus redes sociales favoritas:

El análisis surge de un estudio elaborado por el director de la carrera de Médico Especialista en Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la UBA, en base a datos sobre el Covid-19, y publicado en el diario Ámbito Financiero de hoy.

Alberto Fernández explicó durante las últimas horas de domingo en una entrevista a Telefé que “algunos epidemiólogos dicen que la curva se está aplanando mucho, y que quizá no haya pico, sino contagios a un ritmo más lento". En la misma nota, el Presidente volvió a destacar el cumplimiento de la cuarentena obligatoria como medida para evitar la propagación del coronavirus. Aclaró que “hay mucha gente que tiene el virus y no tiene síntomas”, insistió con que “al aislarnos en nuestras casas evitamos que esas personas circulen y contagien a otros sin quererlo” y remarcó que “el balance es positivo, pero estamos lejos de cantar victoria”.

En sintonía con las declaraciones del Jefe de Estado, el director de la Carrera de Médico Especialista en Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la Facultad de Medicina de la UBA, Esteban Lifschitz, presentó un informe con un dato contundente: “con otra reacción del Gobierno y a partir de un análisis de la evolución de la mortalidad antes y después de la implementación del aislamiento social preventivo obligatorio, es posible estimar que la cuarentena ha colaborado de manera directa e indirecta para evitar entre 80.000 y 120.000 muertes en la Argentina hasta el 15 de mayo”, asegura Lifschitz, quien elaboró este análisis en base a datos oficiales disponibles y su comparación con la evolución de la pandemia en otros países.

De acuerdo al estudio, “la duplicación de los fallecidos resulta un marcador de la tendencia de la pandemia útil para evaluar su trayectoria y pronosticar su impacto. En la Argentina, una vez que se arribó al cuarto fallecimiento (21 de marzo) el número de muertes se duplicó entre los 2 y 4 días y la progresión se mantuvo. Llevó 4 días pasar del 4° al 8° fallecido, solo 2 para saltar del 6° al número 12, e hicieron falta 3 jornadas para alcanzar las 18 muertes una vez que aconteció la 9a. A partir del 27 de marzo, una semana después de iniciada la cuarentena, los días necesarios para duplicar el número de muertos se ampliaron a seis. Y esa cifra se mantuvo hasta la fecha en que se escribe el presenté informe (9 de abril). Fueron necesarios 6 días para duplicar las 15 primeras muertes pero también para pasar de 19 a 38, y de 29 a 58 óbitos. La curva se ha aplanado tanto que en ocasiones el plazo se extendió hasta los 7 días”, reza el informe.

Lifschitz estimó qué hubiera ocurrido si la Argentina continuaba con una tasa de duplicación de muertes cada cuatro días. Es decir, el ritmo previo a la cuarentena. Calculó que al jueves 9 de abril se hubiera llegado con 170 muertos en el país en vez de 71 y de continuar con ese ritmo se hubiera llegado a los 87.000 decesos para mediados de mayo.

Comparación con Brasil

“El país vecino presentó su primera muerte por Covid-19 el 16 de marzo y pese a haber transcurrido menos días que en la Argentina, a la fecha (jueves 9 de abril) registra 941 decesos. La situación es marcadamente diferente en ambos países, de hecho Brasil presenta un promedio de 2,6 días para duplicar el número de muertes. En caso de haber tenido la velocidad de duplicación evidenciada en Brasil, en lugar de haber llegado a las 87.000 mencionadas previamente, la Argentina debería soportar casi 1,5 millones de vidas perdidas para mediados de mayo. Al día de hoy, las muertes hubieran sido 363, más del doble de las esperadas para nuestro país con la velocidad de duplicación previa a la cuarentena y 5 veces más de las que efectivamente se produjeron este 9 de abril”, continúa el informe.

Lifschitz consideró que “a juzgar por la evolución de la enfermedad, es posible acordar que el impacto de la cuarentena ha sido más que satisfactorio. De hecho, la cuarentena ha colaborado, como actor principal, en evitar casi 120.000 muertes desde su instalación y hasta mediados de mayo. 82.000 de esas muertes se evitaron en forma directa por el aplanamiento de la curva y las restantes 38.000, a consecuencia de haber evitado saturar antes de tiempo la respuesta del sistema de salud. La oportunidad que nos ofrece el aplanamiento de la curva nos obliga a dimensionar adecuadamente la cantidad de camas críticas (entendidas no solo como el recurso físico sino humano y tecnológico) necesarias para hacer frente al 5% que requerirán internación en terapia intensiva. La evolución de la pandemia a nivel mundial permite estimar que mueren 2 de cada 100 personas por la letalidad del virus, debemos trabajar fuertemente para evitar un exceso de mortalidad que será consecuencia de nuestra incapacidad para dar una respuesta social organizada”.